Cómo entrenar la autocompasión: cultiva el amor propio
19/5/2025
•10 min de lectura
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La autocompasión es una de las habilidades psicológicas y espirituales más transformadoras que podemos cultivar. Sin embargo, en nuestra sociedad, muchas veces se confunde con debilidad, autoindulgencia o narcisismo. Nada más lejos de la realidad: la autocompasión es la base de una relación saludable con nosotros mismos y, por extensión, con los demás.
En este artículo de El Blog de la Meditación, exploraremos en profundidad qué es la autocompasión, por qué es fundamental para el bienestar, cómo la respalda la neurociencia, y te ofreceré prácticas concretas y consejos para entrenarla, integrando la sabiduría del yoga, el mindfulness, la psicología contemporánea y las tradiciones orientales.
¿Qué es la autocompasión?
La autocompasión es la capacidad de tratarnos a nosotros mismos con amabilidad y comprensión, especialmente en momentos de dificultad, error o sufrimiento. Kristin Neff, pionera en la investigación sobre autocompasión, la define como “ser cálido y comprensivo con nosotros mismos cuando sufrimos, fallamos o nos sentimos inadecuados, en vez de ignorar nuestro dolor o flagelarnos con autocrítica”.
En palabras del Dalai Lama:
“La compasión hacia los demás comienza con la bondad hacia uno mismo.”
La autocompasión tiene tres componentes clave:
- Amabilidad hacia uno mismo: tratarnos con ternura y cuidado en vez de criticarnos.
- Humanidad compartida: reconocer que el sufrimiento, el error y la imperfección son parte de la experiencia humana.
- Mindfulness: observar nuestras emociones y pensamientos difíciles con apertura, sin identificarnos totalmente con ellos ni exagerar su importancia.
La ciencia de la autocompasión
Beneficios psicológicos y fisiológicos
La investigación psicológica y neurocientífica ha demostrado que la autocompasión está asociada a:
- Menos ansiedad, depresión y estrés
- Mayor resiliencia frente a la adversidad
- Mejor regulación emocional
- Relaciones interpersonales más sanas y empáticas
- Mayor motivación y responsabilidad personal, no menos
Desde la neurofisiología, se ha encontrado que practicar autocompasión reduce la activación de la amígdala (el “centro del miedo” del cerebro) y estimula circuitos de calma y seguridad como el sistema nervioso parasimpático.
Autocompasión vs. autocrítica
La autocrítica crónica activa el sistema de amenaza y estrés, aumentando los niveles de cortisol y adrenalina. La autocompasión, en cambio, activa el sistema de afiliación y cuidado, liberando oxitocina y endorfinas, que generan sensaciones de calma y conexión.
“Cuando la autocompasión está presente, experimentamos menos vergüenza y somos capaces de aceptar y aprender de nuestros errores, en lugar de quedarnos atrapados en la autocrítica”
— Kristin Neff, Sé amable contigo mismo (2011)
Obstáculos habituales a la autocompasión
Antes de entrenar la autocompasión, es importante reconocer los obstáculos internos y culturales que suelen aparecer:
- Creencias erróneas: “Si soy compasivo conmigo mismo, me volveré perezoso o débil”.
- Perfeccionismo: tendencia a exigirnos resultados imposibles y nunca estar satisfechos.
- Vergüenza y autocrítica: patrones mentales aprendidos que refuerzan la culpa y el auto-reproche.
- Cultura del rendimiento: presión social que valora el éxito y el logro por encima del bienestar.
Como señala Tara Brach en Radical Acceptance:
“La autocompasión no es complacencia, es un acto de coraje que nos permite vernos con honestidad y ternura.”
Fundamentos orientales de la autocompasión
Budismo
En el budismo, el amor benevolente hacia uno mismo y hacia los demás es una de las prácticas centrales, conocida como Metta (amor bondadoso) y Karuna (compasión). El Metta Bhavana es una meditación clásica que cultiva intencionalmente la bondad hacia uno mismo, extendiéndola luego a los demás.
Como enseña el Buda en el Dhammapada:
“Uno que se ama a sí mismo cuida de sí mismo con atención.”
Hinduismo y Yoga
En el yoga y el hinduismo, la autocompasión se relaciona con el principio de Ahimsa (no-daño), que comienza con el trato amoroso hacia uno mismo. Patanjali, en los Yoga Sutras (II.35), señala que Ahimsa es la base de todo el camino espiritual.
“Ahimsa pratisthayam tat sannidhau vaira tyagah”
(En la presencia de quien está establecido en la no-violencia, cesa toda hostilidad.)
Prácticas para entrenar la autocompasión
1. Meditación de autocompasión guiada
La meditación es una de las formas más directas y poderosas para cultivar la autocompasión. Aquí te propongo una práctica inspirada en Kristin Neff y Tara Brach:
Instrucciones:
- Busca un lugar tranquilo y adopta una postura cómoda.
- Lleva tu atención a la respiración, sintiendo el cuerpo aquí y ahora.
- Recuerda una situación reciente en la que hayas tenido dificultades o te hayas sentido inadecuado.
- Observa las emociones que surgen (dolor, vergüenza, tristeza) con amabilidad.
- Coloca una mano sobre el corazón y repite para ti, mentalmente:
- “Esto es un momento de sufrimiento.”
- “El sufrimiento es parte de la vida humana.”
- “Que pueda ser amable conmigo mismo en este momento.”
- Permanece unos minutos en esta actitud de ternura y cuidado.
Consejo: Si te resulta difícil, imagina cómo consolarías a un buen amigo en tu situación, y ofrécete las mismas palabras y gestos.
2. Práctica formal de Metta (Amor bondadoso)
La meditación Metta Bhavana es una práctica milenaria budista para cultivar la bondad amorosa hacia uno mismo y los demás.
Pasos básicos:
- Cierra los ojos y céntrate en la respiración.
- Repite mentalmente frases como:
- “Que pueda ser feliz.”
- “Que pueda estar en paz.”
- “Que pueda vivir con facilidad.”
- Primero hacia ti, luego hacia un ser querido, un conocido neutro, una persona difícil, y finalmente hacia todos los seres.
“Así como una madre protegería con su vida a su único hijo, así uno debe cultivar un amor inconmensurable hacia todos los seres.”
(Sutta Nipata, 1.8)
3. Práctica informal: autocompasión en la vida cotidiana
Entrenar la autocompasión no requiere largos retiros: podemos integrarla en los pequeños momentos de cada día.
- Pausa de autocompasión: Cuando notes autocrítica, detente, coloca una mano en el corazón, respira y repite una frase amable.
- Diario de autocompasión: Cada noche, escribe tres situaciones del día en las que podrías haberte tratado con más amabilidad. Luego, escribe cómo te gustaría responderte desde la compasión.
- Auto-masaje consciente: Dedica unos minutos a darte un masaje suave (manos, rostro, abdomen), llevando atención y ternura al contacto.
4. Yoga para la autocompasión
El yoga, practicado con conciencia y sin exigencia, es una vía poderosa para el amor propio. Más allá de las posturas, lo esencial es la actitud interna.
Secuencia sugerida:
- Balasana (postura del niño): símbolo de autoabrazo y recogimiento.
- Supta Baddha Konasana (reclinada con planta de pies juntos): fomenta apertura y relajación.
- Viparita Karani (piernas en la pared): descanso y autocuidado.
- Savasana (relajación final): entrega total y aceptación.
Durante la práctica, repite mentalmente:
“Está bien ser tal como soy ahora. Mi valor no depende de mi rendimiento, sino de mi simple existencia.”
Recuerda lo que dice B.K.S. Iyengar en Luz sobre el yoga:
“La práctica constante de yoga enseña a prestar atención a cómo nos tratamos a nosotros mismos.”
5. Mindfulness y autocompasión en la vida moderna
La atención plena (mindfulness) es inseparable de la autocompasión. Sin una actitud amable, la observación consciente puede volverse fría o incluso autocrítica.
Ejercicio: Atención plena a la autocrítica
- Observa los pensamientos autocríticos cuando surjan (“No soy suficiente”, “¿Por qué no puedo hacerlo mejor?”).
- Etiquétalos suavemente: “Esto es autocrítica”.
- Llámalos “pensamientos, no hechos”.
- Lleva la atención al cuerpo. ¿Dónde sientes tensión? ¿Puedes suavizarla?
- Sustituye la crítica por una frase compasiva: “Estoy haciendo lo mejor que puedo en este momento”.
6. Práctica de respiración consciente (Pranayama)
La respiración es un puente directo al sistema nervioso. Respirar conscientemente activa el sistema parasimpático, facilitando estados de calma y cuidado.
Ejercicio: Respiración calmante
- Inhala contando hasta 4, exhala contando hasta 6.
- En cada exhalación, imagina que liberas tensión y autocrítica.
- En cada inhalación, recibe amabilidad y aceptación.
Hazlo 5 minutos, varias veces al día.
7. Compasión corporal: explorando el cuerpo con ternura
Muchos de nuestros juicios y críticas están dirigidos al cuerpo. La práctica de escaneo corporal (body scan) con una actitud compasiva puede transformar la relación con nuestro cuerpo.
Instrucciones:
- Acuéstate y lleva la atención, parte por parte, desde los pies hasta la cabeza.
- Nota sensaciones, tensiones, malestares, sin juzgar.
- Si surge autocrítica, responde: “Mi cuerpo merece amor y cuidado, tal como es”.
El papel de la neurofisiología: cómo cambia el cerebro con la autocompasión
La neuroplasticidad demuestra que podemos entrenar nuevas formas de relacionarnos con nosotros mismos. Los estudios de Richard Davidson y Paul Gilbert muestran que la práctica regular de autocompasión:
- Incrementa la actividad en el cortex prefrontal medial (área asociada a la autorregulación emocional y la perspectiva compasiva).
- Disminuye la reactividad en la amígdala y el “circuito del miedo”.
- Fortalece el sistema nervioso parasimpático (calma, reparación, seguridad).
- Estimula la liberación de oxitocina (hormona de la conexión y el cuidado).
Como señala Daniel Goleman en La meditación y la neurociencia:
“Las prácticas de compasión y autocompasión pueden esculpir literalmente los circuitos cerebrales de la empatía, la calma y el bienestar.”
Consejos para integrar la autocompasión en tu vida
- Haz de la autocompasión un hábito diario. Empieza con pequeños gestos: una pausa consciente, una frase amable, un gesto de ternura.
- Reconoce tus patrones de autocrítica sin juzgarlos. La compasión comienza al ver claramente, sin añadir más culpa.
- Busca apoyo en la comunidad. Compartir tus dificultades en grupos de meditación, yoga o terapia puede ayudarte a ver que no estás solo.
- Lee libros sobre autocompasión y compasión. Recomiendo especialmente “Sé amable contigo mismo” de Kristin Neff, “El poder de la compasión” de Dalai Lama y “Radical Acceptance” de Tara Brach.
- Recuerda que la autocompasión no es egoísmo. Al tratarnos con amabilidad, no solo nos beneficiamos nosotros, sino que nuestra capacidad de cuidar a los demás también crece.
Preguntas frecuentes sobre la autocompasión
¿La autocompasión no es narcisismo o autocomplacencia?
No. La autocompasión implica vernos con honestidad y responsabilizarnos de nuestros errores, pero sin hundirnos en la culpa o el auto-desprecio. Nos ayuda a crecer, no a estancarnos.
¿Puedo practicar autocompasión aunque tenga baja autoestima?
¡Sí! De hecho, la autocompasión es un camino más efectivo y estable que la autoestima, porque no depende del éxito, la comparación ni la aprobación externa.
¿Qué hago si siento resistencia o incomodidad al practicar autocompasión?
Es normal, sobre todo si estamos acostumbrados a la autocrítica. Reconoce la resistencia, obsérvala con curiosidad y sigue practicando suavemente. La autocompasión se fortalece con el tiempo.
Ejemplo de rutina diaria de autocompasión
Como cierre, te propongo una posible rutina de autocompasión para integrar en tu día:
- Al despertar: 3 respiraciones profundas con la mano en el corazón y la frase “Que pueda ser amable conmigo hoy”.
- Durante el día: Pausa consciente al notar autocrítica, repitiendo una frase de bondad.
- Al practicar yoga o meditación: Enfócate en la actitud interna, no solo en el resultado externo.
- Antes de dormir: Diario de autocompasión: escribe cómo te trataste hoy y cómo podrías ofrecerte más ternura mañana.
Recursos recomendados
Libros:
- Sé amable contigo mismo (Kristin Neff)
- Radical Acceptance (Tara Brach)
- El poder de la compasión (Dalai Lama)
- La mente compasiva (Paul Gilbert)
Webs y cursos:
Apps de meditación: Insight Timer, Calm, Headspace (busca prácticas de autocompasión)
Conclusión
Entrenar la autocompasión es una de las mayores muestras de coraje y sabiduría en la vida moderna. No es una huida de la responsabilidad ni una excusa para la pasividad, sino el fundamento del crecimiento personal y del verdadero bienestar. Cuando aprendemos a tratarnos con la misma ternura que a un buen amigo, transformamos radicalmente nuestra experiencia interna y nuestro impacto en el mundo.
Como dice Jack Kornfield en El corazón del budismo:
“Si tu compasión no te incluye a ti mismo, está incompleta.”
Empieza con un pequeño gesto hoy. Respira, pon una mano en tu corazón, y recuerda: mereces tu propia bondad.
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